Tu nombre casi en flor,
como el rosa de tus labios,
delata las ubérrimas mieles
de tus más secretas voces,
premio de los dignos,
paladines a quien cada noche
cobijabas a la sombra de tus montañas,
abrigabas bajo el sol de tus valles,
profundos y rosas, verdes y acuosos,
llenos de espuma fresca y blanca;
no llegare yo nunca a tus mordiscos,
jamás a tus olorosas aguas…
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