Recuerdo que eras morena,
que son tus ojos castaños,
una piel mullida y clara,
finos y húmedos tus labios.
Recuerdo el sabor del pelo
y el sonido de tus dientes,
ese revés de tus ojos
y todo el calor en tus sienes.
Recuerdo sentir tu voz,
cayendo sobre mi cara,
y mis palabras al ritmo
que me marcaba tu boca.
Recuerdo que ya no estás,
no como antes, no real,
¡y me empeño en recordar!
pero sigues sin estar.