Qué me dejes.
Qué me dejes.
Qué me olvides.
Qué me olvidéis…
De todo y todos,
de ti,
olvidarme,
y ya que yo no puedo solo,
hacedlo, por mí, vosotros.
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Qué me dejes.
Qué me dejes.
Qué me olvides.
Qué me olvidéis…
De todo y todos,
de ti,
olvidarme,
y ya que yo no puedo solo,
hacedlo, por mí, vosotros.
Estos textos no son más que una muestra de las noches que, aun con sueño, no nos permiten descansar. Un alivio del diario y la rutina. No le busques ni sentido ni historia, no son más que escritos del insomnio, remedios contra la vigilia.