Monstruos antediluvianos
vagando en tiempos modernos.
Evolución despiadada
en genética inhumana,
que haces de estos dinosaurios
unos borregos sin mente;
briznas de hierba sin razón
que no puede ver ni siente.
Fronteras que no son sólo
físicas o geográficas,
son de idea y pensamiento,
son racismo y diferencia.
Es tiempo de conciliar
tu esencia y tu pensamiento,
de conciliar tus ideas,
con lo que te dice el viento.
Por qué creas diferencias,
¡tú! Te crees lo que no eres,
¡quieres pensar en tu mundo!
melón, obra por lo que eres.
Eres como yo, en lo humano
y en lo divino, en tu cara
y en eso que llamas patria,
¿Certeza? Falacia, ¡engaño!
No tienes patria, no existe.
No como tú la imaginas
en esa arcaica vertiente;
sólo existes tú y la tierra
la que pisas y te acoge,
la que te da y bien te invita
a que vivas, a que seas
sobre ella, tú, algo y alguien.
Hartos de nacionalismos,
de cerrazón e ignorancia.
Hartos de vuestro cinismo,
falso progreso y quimeras
que jamás se cumplirán.
Que jamás son o veremos.
Queremos ver libertad,
de animal, la merecemos.
Odio las patrias y poco
tolero vuestras naciones,
que de fronteras han puesto
al mundo, solo, en sus bordes.
Por qué tengo que aguantar
basura, falsos avances
y esos zombis ideales.
Dime, por qué he soportar
el cadavérico actuar
enarbolado por vuestro
podrido, infecto intelecto.
Ese que abrazan las masas
que de causas andan ávidas
que acallen su desconcierto
y su falta en la hermandad;
su destierro de lo humano.
Yo llamaré amigo al hombre,
al burro y al avefría,
a la hierba, paja y al bosque,
al barro y a las colinas;
no me importa la distancia,
no me importa la frontera,
me importan arena y agua,
el viento y toda la vida.