Lluvia,
que atormentas de frío
mis días de invierno
y enredas la memoria
de veranos y piedra.
Lluvia,
vete y ven.
Ven y vuelve.
O no vengas,
pero si vienes,
para siempre hazlo.
O no,
no vengas nunca.
A tu isla, nunca.
Fría, ingrata,
no aparezcas más.
Al campo vuelve,
y de la ciudad
olvídate,
que no hay mar
para ti
en el cemento,
que ríos
ya no quedan
para ti
en el hogar
del hombre.
Lluvia,
un día retorna.
Para todo llevártelo,
retorna.
Llevarte la luz
y el ruido,
llevarte la pena
y el miedo.
Llevártelo todo;
el asfalto
y la rabia,
el hombre
y su vacío.
Lluvia,
de gotas colma
mis pulmones.
Ahoga de guijarros
mi oídos,
y del corazón
apaga la agonía,
de truenos,
injusticias
e ignorantes.