No existe dios.
Y si existiere,
no es más que un duende juguetón,
irresponsable e insensible
al sufrimiento de su maltrecha imaginación.
No existe dios,
sólo nosotros,
los hombres cobardes,
perdidos y solos,
que lo inventamos.
No existe dios.
Y si existiere,
no es más que un duende juguetón,
irresponsable e insensible
al sufrimiento de su maltrecha imaginación.
No existe dios,
sólo nosotros,
los hombres cobardes,
perdidos y solos,
que lo inventamos.
Estos textos no son más que una muestra de las noches que, aun con sueño, no nos permiten descansar. Un alivio del diario y la rutina. No le busques ni sentido ni historia, no son más que escritos del insomnio, remedios contra la vigilia.