Cuatro besos,
ocho palabras
y tres caricias,
nada más,
eso fue todo.
Es lo que ha sido,
y lo malo,
y lo bueno,
el recuerdo:
tu recuerdo
y los cuatro besos,
tu sonrisa
y esas tres caricias,
tu voz,
y mis ocho palabras…
Estos textos no son más que una muestra de las noches que, aun con sueño, no nos permiten descansar. Un alivio del diario y la rutina. No le busques ni sentido ni historia, no son más que escritos del insomnio, remedios contra la vigilia.