Maldita tierra de avariciosos,
de corruptos e inhumanos
gobernantes.
Maldito país recién creado,
sin historia y baldío
de emociones.
Maldito el sistema que divulgas,
el modo de vida antiguo,
que se pudre en tus rincones.
Maldito planeta el que quieres,
en tus esqueléticas manos,
lleno de maldiciones.
Maldiciones hacia vosotros,
hacia vuestra esencia,
hacia vuestros hijos y seguidores,
maldiciones por siempre,
por siempre,
nada más que todas las maldiciones.
No merecéis más que la vulgaridad que exportáis,
el trato frío del que no espera más que la injusticia y la muerte.
Pero no confundiremos al bueno del malo,
a quiénes gobernáis, de vosotros,
enfermos de la nueva era,
emponzoñando el mundo.