Mírame otra vez, niña,
mírame otra vez desde
tus morenos pinares
y dime, como entonces:
“bizarras noches vuelan
pero nos queda el día,
locas las brisas lloran
pero quedan las risas…”
Mírame otra vez, niña,
mírame y dame flores.
Estos textos no son más que una muestra de las noches que, aun con sueño, no nos permiten descansar. Un alivio del diario y la rutina. No le busques ni sentido ni historia, no son más que escritos del insomnio, remedios contra la vigilia.