La Sensación Descrita
No es embotamiento, es pura lucidez, una lucidez inalcanzable de otro modo; es el cerebro, que se atasca ante esa extrema lucidez, se resiste a la expansión, anormal y máxima, de toda la realidad.
Huelo el aire, toco la luz del sol y me envuelvo en los colores que brillan en fluorescencias imposibles. ¿Y mis preocupaciones? ¿La ansiedad? ¿Mi estrés y el agobio? Nada. Nada existe, sólo yo y el mundo a mí alrededor. O el mundo, y yo, girando a su alrededor.