De lo grande que eres: diminuta,
silenciosa, dura, suave…
Del silencio que sugieres: sonrisas,
rojas y húmedas, palabras que no
escucho, besos que te entiendo…
De tu cuerpo que es secreto: frío
de las grietas del tiempo que fue,
presente que del calor se torna;
humedales que nunca supe
de tus escarpadas piernas,
y sus curvas en la bajada;
y la raña de tu vientre,
en la sombra de tu piel
derramando azúcares,
néctar que me devuelva,
por fin,
a la sana, impía locura.