Etapas de la risa

por M.Bardulia
Etapas de la risa

En primer lugar, antes de nada,
esperar como se espera
cuando no esperamos
lo que no se espera,
porque la risa que se espera
no es risa ni es tristeza,
aunque dé algo de pena.

Seguida a la espera dejada,
inesperada,
atender fija a los sentidos
ante la tensión feliz
de lo que no aguardan,
concentrar sin concentrarse,
dejar que lo reptiliano escuche,
mire, atienda y rebusque,
sin esperar que lo frontal
filtre, piense, reforme;
escuchar, mirar, comprender:
sentir.

Una vez llega, recibirla con gusto,
y como no se ha esperado,
ni filtrado,
ni considerado demasiado,
aunque a veces quede oculta,
dejar que fluya,
dejar que permee y cale,
que acabe por llegarnos
a la punto de los órganos,
al extremo de los filos callosos.

Estallar, que es salud,
una vez estemos llenos,
dejarla brotar como las flores tempranas:
ingenuas, ansiosas, coloridas,
sin vergüenza de mostrarse
en todo su esplendor
fuera de tiempo y lugar,
insolentes, excéntrica, ruidosa,
no empeñarse en controlarla,
nunca modularla artificiosa;
estallar como palmera en surtidor.

Disfrutar, que es lo importante,
del baile fresco que inunda la mente,
la maravilla suave que alimenta,
que anima y ensancha
corazón, hígado, pulmones…
Disfrutar de cada vatio de alegría
y no olvidar olvidar
todo lo demás,
aprovechar a enterrar la rutina,
el tedio, la rabia, la tristeza y la pena,
bajo esa fuerza dulce irrefrenable.

Compartir, que sería lo último,
pero también lo primero
y más importante,
porque ninguna risa es risa,
ninguna belleza es tanta belleza,
si no logra compartirse,
si no se hace porque se quiere,
si no se logra porque no se busca más,
porque no existe más,
porque no somos más
que el amor que nos damos,
o podemos darnos,
a través de la risa;
santa risa,
infantil,
inoperada,
irreverente,
ofensiva,
bendita tú entre todas las risas,
profunda risa,
risa de risas,
humana, animal risa.

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