Prefiero estar muerto a seguir así,
encorsetado por las elecciones
que tomamos sin saber adónde ir,
por el camino vacío de opciones
que, sin más guía que tu miedo, elegí,
no siendo más que un niño, sin nociones
de lo que en la vida me encontraría,
de cuanto el pasado me pesaría.
Sociedad miserable y alienante,
satisfecha ponedora de esclavos,
quisiera hender tu raíz palpitante,
desvirgar la sangre de los cerebros
lavados en tu grasa vesicante;
qué tiene de malo amar los veranos,
dime, qué hay de malo en querer vivir,
en querer ser alguien ajeno a ti.