Cartas para Lima IX: Te seguiré soñando

por M.Bardulia
Cartas para Lima: Te sigo soñando

Querida Lima:

Ahora que quizá ya no leas estas cartas, escribirlas toma un sentido extraño. Han cambiado, porque ya no serás tú quién las reciba, sino la imagen de ti, mis recuerdos de ti, esa enorme, bella y detallada memoria de ti. Han cambiado, pero no por por ello serán menos importantes. Seguirán siendo lo que pretendían ser en un inicio: una demostración de mi amor, una forma de afianzarlo en mí mismo, de dejar constancia de él en el tiempo y en los espacios que nos separaban, y separan; y temo que nos separen por le tiempo que hoyemos esta tierra que tan incomprensible se me hace a veces.

Quererte, amarte, a pesar de que ya no tenga el mismo reflejo en ti, es una decisión tomada desde mi corazón, pero aceptada también por mi razón. Es una necesidad. La única manera de mantener toda esa luz que me has dado, todo ese amor profundo y brillante dentro de mí, y, así, que sigas iluminando mis días. Y mis noches. Y todo lo que tiene que ver con mis sentidos, porque todo, hoy, mañana, todo lo que algo de tiene de ti, siempre me inflamará como tú. Mi memoria se relame con esta idea de no olvidarte, y sabe, como lo sé yo, que no piensa hacerlo, es demasiado jugoso, todo tu recuerdo, como para dejarlo escapar. Así late mi corazón, como si no existiera nada más que él en el mundo. Eones de tiempo, dará igual. Creo en algo más que el cielo y las estrellas, que estos huesos, que este cuerpo obediente a las fuerzas que dominan nuestro mundo, creo en el amor, y en su inmortalidad, en su incomprensible cualidad para atravesarlo todo y empaparlo de su sangre, para mover el tiempo a su antojo, detenerlo, hacerlo avanzar, ralentizarlo hasta el dolor físico. Creo que no todo acaba aquí y que más allá todo será más fácil, todo será inmediato, sobre todo el amor, todo a través del amor.

Por eso el amor. Por eso mi amor. Por eso seguir con estos escritos sin destino, porque brillan, porque quieren transgredir las normas que nos imponemos, físicos y prácticos, y hacernos llegar más allá. No dejar de querer. No olvidar. No querer dejar de sufrir, porque no todo sufrimiento es malo, si a lo que nos conduce es a una expresión elevada de nosotros mismos, a una visión cálida de un amor interminable.

No te voy a olvidar.

No olvidaré escribirte. Querré siempre escribirte, y tú ya no eres dueña de estos escritos, pero sí tu recuerdo, sí tú, pero ese otro tú, que vive entre los dos, que siempre estará y para el que siempre estaré. Para ti siempre estaré. Para ti siempre habrá tiempo y palabras. Para ti, todos mis versos. Para ti lo mejor de todo lo que pueda sentir, cada día, cada flor, cada estrella a la que pueda mirar a los ojos, como cuando desde tu tejado.

No. No abandonar este sufrir sano, esta pena cálida, esta tristeza de sonrisas lagrimadas. No sufrir es como olvidar, desechar lo vivido. No sufrir ahora, no amasar esta pena sobre tu recuerdo gigante, es como pretender no haberte amado. Te amé. he tenido la suerte de haberte amado, haberlo hecho mirando de cerca tus ojos, tocando mi piel tu piel de encantos y olores. Quiero tener la suerte de hacerlo por siempre. Nunca me despediré, y aunque mi vida tenga tantas complicaciones que ni yo alcancé a entender por qué sigo dónde sigo, por qué yo no estoy devorando mares, irrigando desiertos, derribando montañas solo por estar contigo, yo estaré. Puede que un día contigo, puede que un día siempre contigo.

Mientras tanto, te seguiré soñando. Y escribiendo. Y amando.

De tu querido Eric, que todavía se atreve a escribirte, querida, queridísima, única Lima.

Eric

«Te quiero tanto que, sin ti, nunca podré permitir que te hagan daño.»

Sigue leyendo

Deja un comentario