6ª Semana – Una Proposición indecente (3)

por Con Tongoy

(viene del post anterior)

Nosotros nos vamos a ir, esto va a cerrar en poco tiempo, tú, ¿tienes algún plan para esta noche?-dijo mi nuevo y marinero amigo, mientras nos levantábamos y cogíamos lo abrigos.

La verdad es que no, pensaba irme a casa, mi novia ha vuelto de trabajar tarde y me estará esperando- pronuncié lo de mi novia con la mayor de las convicciones, como si en vez de novios, lleváramos casados veinticinco largos años. Salimos del local y nos quedamos aún un momento en la acera, enfrente de la puerta, muy a mi pesar.

Y qué, ¿te vas a ir a dormir?- el tono con que lo dijo inquiría más de lo que dejaban ver sus palabras

Sí, una película y a dormir, vida con la novia, ya sabes- ya estaba bastante claro por dónde iban los tiros, quería salir pitando lo antes posible.

No hombre, no, vente con nosotros a casa, nos tomamos unas copas allí, cantamos un rato y luego…-hizo una pausa antes de decirlo- y luego si quieres montamos un fiestecita los tres juntos, no te vas a arrepentir- acompaño esta última frase con un gesto cariñoso en mi barbilla. Me quede petrificado. Puedo haber pasado por situaciones similares, pero nunca así, nunca con un proposición de ese calibre, ni con dos colegas así, lo menos gay de todo el mundo; al menos según el estándar gay al que yo estaba acostumbrado. Yo que sabía, no lo había visto venir hasta los últimos momentos.


¿Qué dices? ¿Te animas? Nos has estado mirando desde que ha empezado el partido, no te hagas el tonto- dijo en un tono de ligue demasiado familiar, demasiado habitual, pero que no estaba acostumbrado a recibir, sino a dar. Estaba siendo ligado, y la sensación no era nueva, no me sorprendió lo de que les había estado mirando. No era verdad, pero no me sorprendió. Quizá les mirará, sí, pero no como ellos se pensaban, yo miro mucho, constantemente, demasiado, a todo y a todos, me gusta, me distrae, miro a los ojos, al pelo, a la ropa, pero no es con un interés sexual, ni siquiera cuando se trata de tías son siempre miradas capciosas. Soy un poco voyeur, supongo, pero un voyeur que no se esconde, un voyeur que no disfruta necesariamente con el desnudo, soy un voyeur del día a día, me gusta mirar a las personas, intentar adivinar lo que piensan, el por qué sonríen, la razón de su aparente tristeza. Disecciono a la vez que miro, a veces de forma sana, otras con cierta malicia, pero sin intenciones ocultas. No era la primera vez que esta manía mía me metía en una situación incómoda, tampoco era la primera vez que me metía en una situación incómoda con hombres, ni con hombres interesados en otros hombres.

Reaccioné rápido, pero ahora la cuestión era salir de allí con todos los dientes. Podían ser homosexuales, pero seguían teniendo la misma pinta de camorristas portuarios y no estaba seguro de cómo reaccionarían. No quería sonar demasiado brusco, en cierta forma, me sentía hasta halagado, les había gustado, joder, me querían proponer un trío; supongo que no eran la “crême de la crême” del movimiento gay, pero debía hacerlo con suavidad y educación o podría acabar muy mal.

Pues, lo siento, pero no estoy interesado, de verdad. Muchas gracias, me siento halagado, pero no soy gay- tajante, pero educado, me sentí reforzado con mi respuesta. Se miraron el uno al otro, no parecían demasiado afectados o enfadados.

¿Estás seguro? Yo te he visto mirándonos varias veces cuando estabas en el sofá-  ahí estaba otra vez ese tono picarón.

En serio, a veces me pasa, miro mucho, pero a todo el mundo, no sé dejar los ojos quietos en un sitio. Ya me había pasado algo así y sé que resulta incómodo, lo siento de verdad. No quería dar lugar a malentendidos, pero no soy gay- puse cara de cordero degollado. Era la verdad, estas cosas sólo me pasan cuando no pretendo nada con alguien, si lo pretendiera, nadie me haría caso.

Está bien, no te preocupes “mate”, no tienes porque disculparte, los que lo sentimos somos nosotros, no queríamos hacerte sentir incómodo- lo dijo sin rastro de enfado en la voz, todo parecía haber pasado como debiera. Sonreí, sin saber que más añadir.

Pero es una pena, te aseguro que a pesar de todo te lo hubieras pasado muy bien. Nos vamos entonces, qué paséis buena noche tú y tu novia- nos dimos la mano amistosamente y se fueron con la misma poca pinta de gays con la que habían entrado al local. Qué malos son los prejuicios y las imágenes mentales demasiado cerradas, pensé.

A mi lado apareció de nuevo mi inútil amigo, desparecido, como casi siempre, en los momentos más crudos.

Gracias “amigo”, gracias por dejarme sólo. ¿Sabes que me han ofrecido irme a su casa con ellos?-

A qué, ¿de fiesta?- preguntó poniendo cara de imbécil

Sí, de fiesta, pero la fiesta hubiera sido en mi culo. Vamos, supongo- respondí

¿Qué? Eran gays al final, lo sabía, lo he pensado en cuanto se han puesto a hablar con nosotros-

Anda ya lo sabías. Y por qué no me has dicho nada entonces-

Porque no, porque estaba claro que el que les interesabas eras tú. A mí ni me miraban- replicó confiado

No me creo que lo hayas notado, es imposible-

Por eso me he levantado, porque no me iban a hacer ni caso y porque no quería nada con ellos. Se veía a la legua que iban a por algo, pero si yo no quería nada, por qué iba a quedarme…- se quedó tan ancho al decirlo.

¿Y por qué coño no me has dicho nada a mí? Yo si quería algo, ¿no?-me sacaba de mis casillas que se hiciera el listillo.

Bueno, no sé, nunca te he visto con un tío, pero yo que sé, a lo mejor descubrías una nueva faceta tuya- se rió de su propio comentario

A lo mejor podías haberla descubierto tú- dije cada vez más harto de sus tonterías.

Y quién te dice que fuera nueva. Nosotros no somos como vosotros, encorsetados en patrones de comportamiento arcaico, nosotros hacemos lo qué nos apetece, cómo y cuándo nos apetece. Y si me apetece liarme con un tío lo hago, pero hoy no me apetecía y punto- sentenció, haciendo un movimiento de cierre con su manos.

Pues nada, gracias, me ha tocado a mí pasar el bochorno solo-

Venga, menos lobos, que sólo han querido ligar contigo dos marineros, no es para tanto, ni que te fueran a violar-

Hombre, pues no sé, desde luego hubieran podido conmigo si lo hubieran intentado- nos reímos los dos, curiosamente equilibrados esta noche. A veces era casi como tener un amigo, un amigo del que no te puedes fiar, claro está, otras, las más numerosas, era como el más negro de los enemigos, un experto comecocos que te llevaba justo por dónde él quería.  A veces, simplemente no era nada, una imagen de algo que parecía ser, pero que desparecía en cuanto intentabas recordarlo.

La noche tuvo su parte graciosa, reconozco que me sentí impresionado por la propuesta y que sentí algo de miedo cuando vi cerca la posibilidad de que la emprendieran conmigo a golpes. Nunca se me pasó por la cabeza que me fueran a violarme, menuda estupidez. Es más, pasados los días me he sentido de verdad halagado, hasta envidioso de la facilidad con que logré semejante proposición. Proposición impensable desde un punto de vista heterosexual, al menos para mí. Como suele decir un amigo mío, no sin cierta razón, “estoy seguro de que si fuésemos gays, nuestra vida sería mucho más fácil” Pero está claro (al menos yo lo tengo muy claro) que eso de la sexualidad no es cuestión de mera elección, al menos, para la mayoría de nosotros.

Sigue leyendo

Deja un comentario