Borracho de ti me subí a las lunas,
fui de Selene al Titán,
burlando el miedo y el dolor.
Alcancé el misterio en los acantilados
más allá del cinturón lejano,
dejé atrás planetas,
planetoides y rocas baldías.
Salí al vacío entre las estrellas
buscando el remedio
a la resaca que entonces,
acuciante, me habían dejado
las libaciones de tus órbitas y esferas.
Intenté salir de esa nube inmensa
que todo lo cubre y envuelve,
buscar los espacios oscuros inmensos,
pero no conseguí sino enmarañarme más
en los silencios de nuestros vacíos;
me quedé sin fuerzas
y no hubo más, sólo caer,
del cielo «one more time»,
viendo pasar las rocas, planetas,
cometas y lunas. De nuevo,
a punto estuve de rozar tus montañas,
y al fin caí al suelo
blando de las nieves que en el invierno
mullen y en el verano refrescan,
embadurnando tus ocultos rincones de blanco.