El problema con tantos nuevos «-ismos»
es que suelen rimar muy bien
El problema con tantos nuevos “-ismos”
es que suelen rimar muy bien
con otros viejos ”-ismos”:
radicalismo, fanatismo, totalitarismo…
Es decir,
lo mismo de siempre:
los pocos,
los faltos,
los rabiosos;
siempre los mismos.