Rodar una palabra como si piedra fuera, crecer en las esquirlas y en sus cristales negros el remedio alargado contra la mente fría y el corazón dormido.…
dejarse llevar
En tu nuca confluyen todos tus pareceres, en ese blanco espacio fértil culminan los caminos de tu cuerpo. Como hilera de hormigas descabaladas se desprenden de ella los lunares en tu piel, encontrándose, hundiéndose, anunciando prisiones de húmedos cielos, reserva plena y blanca que asciende al acabarse tu espalda, dejadas atrás las largas ausencias de tus piernas inquietas, flexibles…
En tu nuca se reúnen todos los miramientos, todas las yemas de todos mis dedos, la sensible pieza recortada entre tus pliegues… Tu nuca despintada ahonda en la pulsión de, aunque sea, y a contraluz, imaginarte.…
–Es normal, es algo completamente normal –no dejaba de repetírselo, una y otra vez, para sus adentros, aunque dejando escapar de sus labios algunas de esas palabras sordas que ardían en su pecho–.…