Qué pasa si me emociono cada vez que me miro,
de frente, él sentado,
con Don Diego…
Qué pasa si soy capaz de llorar, sin querer,
o queriendo, qué más da,
cada vez que un verso,
un sueño o un discurso,
me asaltan, casi dormido,
pero no siempre acostado…
Ay, Don Lope, que haré sin usted, sin ti,
si un día Filis no llega a alcanzarme…
Qué le diré a Calderón,
qué podré decirle,
cuándo todo lo que tenga,
sea esta horrible vigilia…