Marionetas

por Somnoliento

Marionetas somos, o quizá algo peor, no llegamos ni al grado de míseras y obedientes hormigas obreras que dejan su vida en el camino por el supuesto progreso de un todo, de un sociedad que sólo se aprovecha de ellas. Es evidente que estamos en manos de los poderosos, de los ricos, de los gobernantes corruptos, en mayor o menor medida, pero siempre corruptos, porque, ¿no es también un tipo de corrupción el engañar con constantes promesas falsas, el realizar políticas partidistas, sin mirar, como deberían, por el bien común y el verdadero progreso de la sociedad?
¿Es el progreso siempre positivo? Es evidente que la respuesta es no, el progreso puede ser corrompido por las personas, puede ser erróneo o simplemente, llevar a caminos que no conducen a ninguna parte. Pero lo que también es una evidencia, sencilla y fácil para cualquiera, es que el progreso es inevitable, el avance de nuestras sociedades, de nuestras ideas, de nuestra mente, de lo que el ser humano es en realidad, es algo inevitable por mucho que algunos monstruos henchidos de poder, intenten hacernos creer lo contrario.
Como entonces, se puede consentir, podemos todos consentir, que algunos, unos pocos, esos que se tachan de conservadores, de defensores de estilos de vida e ideas anquilosadas, quieran dominar el mundo, mantener lo establecido y retrasar un progreso inherente a nuestra condición humana y, diré más, inherente a nuestra condición de entes vivos en el universo. Ese que se considera conservador, ese que quiere, efectivamente, conservar y no avanzar, no es más que una persona con miedo, con un tremendo pavor a lo que está por llegar. Temor que nace de la incapacidad para comprender, para asimilar.
Una de la mayores y peores plagas que asolan y han asolado al hombre, es el miedo a lo desconocido y a lo diferente, y en estos tiempos, de crisis, de dificultad, en los que el miedo nos asola, tenemos, más que nunca, que luchar contra el inmovilismo y la conclusión estática de nuestras vidas.
En un mundo en constante cambio y evolución, el que no esté dispuesto, siempre, a ese cambio, a esa evolución personal, sólo sabrá vivir en la amargura y el resentimiento constante.

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