Las fotos son una maldición.
Tus fotos están malditas.
Maldita está tu presencia,
tus ojos y tus pestañas.
Toda tú estás maldita.
Yo te maldije, y te maldigo.
Te maldigo por el tiempo,
por el que fue y el que perdimos.
Te maldigo por mi tiempo,
por el que tuve y el que también perdimos,
por lo que me diste y por tu tiempo.
Te maldije por mi inexperiencia,
mi empeño y esta pantomima.
Yo te maldigo.
Pero no lo digo en serio,
ni tú, que eres sagrada,
ni tus fotos que son santas,
han estado alguna vez malditas.
Sólo yo las maldigo,
alguna vez y en broma,
porque no puedo olvidarte,
porque no puedo mirarte,
para ver si maldiciendo,
consigo de una vez espantarte.