Nos roban la educación y no gritas.
Nos engañan la salud y ni saltas.
Nos llenan las calles de grises y silencio,
nos prohíben vivir las noches como queremos,
mientras claman a sus dioses ancianos,
retrógrados, y tú, ¿no lloras?
En un mundo de cambios atómicos,
de tantos humanos,
de tantos ojos hermanos,
manda el conservador,
el ignorante retrasado social,
inhumano, impersonal persona
fija en la corriente del cambio.
Nos sometemos a los designios
de alcaldesas simplonas,
de sus presidentes cobardes
y de toda su raza oligárquica impune,
servil y de pobre conciencia,
que nos destripa y roba,
que cree engañarnos impune.
Ya rechinarán los dientes, ya,
bien los suyos o los de sus hijos,
herederos ingratos nos esperan,
sufrirán de nuestra cólera el envite férreo,
de nuestra razón la furia.
Pronto lo harán, pronto.
Devolvednos la libertad y el pensamiento,
dejadnos…
Devolvednos lo que es bello y bueno,
idos…
Devolvednos el mundo y hundíos,
profundos, con vuestros monstruosos valores,
en las simas del olvido negro.