Poesía de noche
Tu noche me enseñó, ¡qué joven! ¡qué niños!
libertad desnuda resbalando en salones ajenos,
dejando volar la parca imaginación en
fantasías no hechas, apenas trabajadas.
La noche me deja recuerdos, ¡qué recuerdos! ¡qué niños!
esas madrugadas ciegas, borrosas, felices, frías.
Tan ajenas ese octubre, tan dolorosamente ansiadas
en otros tiempos revueltos y vacuos.
Esa noche de infantil pasión, ¡qué motivos! ¡que niños!
la dulzura del sin sentido y la pérdida de un camino
obligado, la vida retocada, abocada a la vulgaridad.
¡NO! me evado, huyo, vuelvo con vosotros.