Cada vez que yo te veo, relumbras.
Cada vez que de la noche me escondo,
me encuentras despedazado en tus sombras,
en tu nimbo de luz acurrucado,
libando del áureo de tus formas
que revuelven el mar con su latido,
Cada vez que yo te escucho, refulges
como por el rocío embalsamada.
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