No votar

por Con Tongoy

Votar ha sido siempre algo extraño para mí, casi ajeno. Nunca sentí la gracia al votar, ni vi a la democracia, trasmutada y corpórea, tocar con sus alas el borde la frente. Nunca me sentí feliz al ir a votar, nervioso como mucho, ansioso por llegar e irme, apartarme lo antes posible de la demostraciones de responsabilidad hundida e inútil que me rodeaban. Es un derecho, me lo aprendí, privilegiado tras demasiados años de larga dictadura, años de abusos inhumanos en brazos de unos cuantos bastardos sin corazón ni ojos, pero aún así, a pesar de todo, siempre me costó sentir la dicha de las decisiones bien tomadas, de la idea de gobierno popular y compartido. Muy al contrario, por sentir, no he sentido nada, nada más allá del absoluto tedio de un acto ridículo en sí mismo. Decepción, quizá, extraña confusión vital en cada ocasión que tomaba a ciegas uno de esos sobres de molesto tono pastel. Una sinrazón, eso ha sido mi voto en estos tiempos, balasto lanzado a la corriente de inmensa, invariable injusticia y vacío que suponen hoy los gobiernos del mundo.Mi voto, por sucio que esto pueda parecer, no representa más que la convicción de que nada va a cambiar. Votar a la apatía siempre candidata, a la deshumanización por bandera, al dinero presidente, rey y emperador de un océano de muertos. El gobierno del hambre es la exigencia de todos, mi voto es un voto sin opciones, como el de todos los que votamos, como el de todos los que necesitan que algo en el hombre cambie, algo profundo, visceral, atávico y primario. Algo que nos obligue a mirar hacia fuera, antes que seguir repasando las miserias que a todos nos agotan. Miserias comunes, pero miserias miserables; la verdadera miseria está en los que sufren, en los que lloran, en los que ven las guerras de cerca, con la piel de sus pies y sus manos, con las llagas de su boca. No hay signos políticos que valgan cuando el hombre y la mujer sólo sufren desprecio, ponderación económica que hace de la realidad su esclava y del hombre un despojo, pieza grasienta y gastada de su cruel engranaje.Se refocilan los ignorantes en las cumbres de su materialismo, se bañan con las espumas negras de su incultura, mienten por mentir, roban por vivir, viven sin vivir, pasando por el mundo en su armadura intachable de sonrisas pintadas. Voto pero no sirve de nada votar, democracia a carcajadas, eso sufrimos, latigazos de su ladina desesperanza.

Me consumen rabia y soledad, a partes iguales, ante las decisiones por tomar. Decisiones que no tomaré en blanco, por no quererme a disposición de su juego macabro. Morderé antes que dejarme llevar. Arrancaré mi mano de su esquema nefasto y soliviantaré las malformadas estructuras que pretenden vendernos en su arrogante visión del mundo. Para todos no existe, ni para nadie, es para unos pocos, así se reparte el universo, conocido y por conocer, sólo unos cuantos son admitidos en el olimpo de la maldad, del corrompido ser que gobierna pueblos y vidas. Y todavía se esconden, se refugian en sus tronos dorados, pretendiendo ser, pretendiendo creerse humanos, acólitos de la ruina. No existe en ellos verdad ni sabiduría, sólo muerte, sal sobre Cártago, lluvias de azufre en el rostro de sus hijos, de los hijos de todos.

Revelarme y romper. No votar. No votaré más. Algo se me ha roto, y ya no es tan hondo, aflora hoy en medio del pecho, como un retorcido resto de hueso que buscara desencajarse y huir de un todo, de algo que fue, pero que ya no le vale. La evidencia de su fracaso es la anarquía de nuestra protesta, la dignidad del no querer nada, el culmen de nuestra confusión. Que no me animen a cumplir un derecho que se ha convertido en obligación, que no me hagan participar de un sistema al que ni respeto ni quiero ya pertenecer. Romperé con mis derechos para romper sus privilegios, no votaré por convicción, porque me siento humano y así quiero seguir, dueño de mi destino.

“Anarchy means "without leaders”, not “without order”. With anarchy comes an age or ordnung, of true order, which is to say voluntary order…“

Sigue leyendo

Deja un comentario