Me cuesta mucho aceptar el mundo como es,
aceptar que todo es, de verdad, así,
egoísta y violento,
salvaje y horrible,
peligroso e infeliz.
Me cuesta mucho no ceder ante las peores ideas,
las que nos dan los salvajes, los corruptos y asesinos.
No quiero pensar, que como dicen,
es el dinero el que manda
y nosotros somos poco más que nada.
Me cuesta defenderme de los que me dicen como debo ser,
como debo vivir, hablar, comer, amar…
Por qué no puedo yo hacerlo todo,
lo que sea, cuando sea, como sea,
pero a mí manera.
Me cuesta noches en enteras en vela,
recuperar mi fe en la humanidad,
en este mundo y planeta.
Me cuesta no olvidar que los salvajes,
el inhumano y el verdadero salvaje,
son unos pocos,
que los buenos,
los solos, somos todos.